En la tarde de ayer nos dimos cita en la Carrera Tercera con Calle 15 junto a los amigos que al igual que yo, ya sea por decisión propia o porque se les ha caído el pelo, mantienen el famoso “look” del calvo. Lo hicimos porque se celebraba el Día Internacional del Calvo, y quisimos hacer un homenaje a aquellas personas que incluso también a causa de una enfermedad o tratamiento, han perdido su cabello. Muchos de quienes sufren de calvicie y/o alopecia en algún momento de su vida, han sentido vergüenza o no han asimilado en principio esa nueva condición, y quisimos demostrarles nuestro apoyo y darles un motivo más para estar agradecidos y orgullosos de su apariencia.
En mi caso me siento super orgulloso de ser calvo. Lo mío ha sido un poco de ambas: porque se me ha caído el cabello por sí solo y también porque me gusta tener ese estilo que nos identifica y nos hace sentir seguros y confiados. Una cabeza brillante en todo el sentido de la palabra diría mi señora madre. Lo cierto es que ese Tercerazo que nos dimos ayer con los calvos, sirvió para afianzar mucho más los lazos afectivos con nuestros amigos vendedores ambulantes de la “calle bonita”, a quienes les hemos dicho que no vamos a quitarles el pan de la boca, y con las personas que a nuestro paso salieron a recibirnos y a expresarnos su amor y su respaldo a una propuesta política y de ciudad que está a punto de consolidarse como mayoría en la capital tolimense.
Les decía ayer a quienes me acompañaron en el recorrido que me place mucho caminar el centro de la ciudad. Me trae infinitos recuerdos de mi niñez. Siempre lo hago y lo seguiré haciendo justamente porque el deber de un gobernante es salir a la calle a recorrer la ciudad, a escuchar a los ciudadanos, y no mantener encerrado en un escritorio dando ordenes vía telefónica o vía WhatsApp como se que ha sucedido en la actual administración.
Estamos a 20 días de cambiar los destinos de la ciudad. Nosotros vamos a lograr una mejor Ibagué, y no solo para los calvos, sino para los mechudos, los de cola alta, los crespos, los lisos, y los de gorra. Nuestra propuesta de ciudad es incluyente, participativa, cívica, y honesta. No pretendemos más que trabajar para que nuestros paisanos no se sigan queriendo suicidar porque no han conseguido empleo, y para que la gente deje de sentir miedo por salir a la calle, simplemente por el hecho de temer a ser violentada o robada.
Nosotros vamos a cambiar a Ibagué. Vamos a cambiarle el “look” a nuestra ciudad, y no solo en términos de apariencia. Vamos a volver a hacer de Ibagué, la ciudad que todos quieran visitar y en la que todos quieran invertir. Necesitamos un cambio para que no nos sigan hurtando las esperanzas. Tengan la plena certeza que el calvito es la opción para que Ibagué vuelva a brillar.